Es y debe ser el director y ejecutor de nuestras actividades pues coloca las acciones que sugiere el deseo, bajo el control y disciplina del pensamiento. Cultivemos nuestra voluntad pues ésta nos dará una personalidad de hierro tan necesaria para que un orador se eleve, sin competencia, sobre el resto de charlatanes. Una personalidad bien definida hará maravillas por usted.
Repita: "Soy un Orador"
Este sistema de autosugestionarse le dará buenos resultados si lo desarrolla y acompaña con el ejercicio diario de actos encaminados a reforzar su autosugestión. Todos los días, a cada instante repitase para sus adentros: "Soy un orador" "Soy un gran orador" y actúe, con moderación, como si ya lo fuera. Viva a diario con este pensamiento y actúe en base al mismo.
Confianza y seguridad
Cada día debemos ampliar la potencialidad de nuestro espíritu y cultura y no ser, de ninguna manera, irresolutos ni negligentes. Debemos renovar a diario nuestras fuerzas, buscando en los manantiales de la paz, la confianza y la decisión. Estas fuerzas, unidas por un sabio juicio, lo harán enfrentarse a las grandes multitudes, decir lo que tiene y quiere decir, sin ningún temor, y hacerlo con toda la honestidad que el público se merece.